El Metrobús eléctrico: Un ejemplo de electromovilidad en la CDMX

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La Ciudad de México avanza con paso firme hacia la electromovilidad, demostrando que la modernización del transporte público puede ser un motor clave para reducir las emisiones y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El Metrobús eléctrico, un proyecto que inició hace cinco años, ha transformado las Líneas 3 y 4 de este sistema de transporte con la incorporación de 105 autobuses eléctricos. ¿Cómo sucedió este cambio y qué beneficios ha ofrecido?


Transformación hacia la electromovilidad

El proyecto de electrificación del Metrobús nació como parte del “Plan Integral de Movilidad 2019-2024” y del “Plan de reducción de emisiones del sector movilidad”. Desde el inicio, el objetivo fue claro: modernizar el transporte público de la capital y reducir su impacto ambiental. Este esfuerzo se tradujo en pruebas piloto entre 2020 y 2021, que pavimentaron el camino para la transición completa a autobuses eléctricos en las Líneas 3 y 4.

Hoy, esta flota cero emisiones evita la emisión de 7,500 toneladas de CO2e al año en la Línea 3 y 5,845 toneladas en la Línea 4, un logro significativo en la lucha contra el cambio climático.


Innovación en diseño y tecnología

Para cumplir con las necesidades específicas del Metrobús, se diseñaron autobuses eléctricos únicos en el mundo. Por ejemplo, las unidades de la Línea 3 son articuladas, de entrada alta y cuentan con características innovadoras como puertas retráctiles para mayor seguridad, Sistemas de Ayuda a la Explotación (SAE) y puertos USB para los usuarios.

En términos técnicos, los autobuses de la Línea 3 tienen una autonomía de 330 km gracias a sus baterías de 507-563 kWh, mientras que los de la Línea 4 cuentan con una autonomía de 260 km con baterías de 380 kWh. La infraestructura de recarga también es clave: la Línea 3 del metrobus opera con 32 cargadores de hasta 180 kW, mientras que la Línea 4 utiliza 28 cargadores distribuidos en dos patios.


Un modelo financiero innovador

Uno de los mayores desafíos del proyecto fue encontrar un modelo financiero sostenible. Inicialmente, se optó por contratos de arrendamiento durante la fase piloto. Posteriormente, se implementó un esquema de financiamiento a 15 años que permitió alinear el tiempo de vida útil de los autobuses con los pagos. Además, la infraestructura de recarga se adquirió bajo un esquema de arrendamiento a largo plazo, con mantenimiento incluido.

Este enfoque no solo permitió reducir costos, sino que también demostró que los autobuses eléctricos son una inversión inteligente: el Costo Total de Propiedad (TCO) de estas unidades es 33% más bajo que el de los autobuses diésel, con ahorros de hasta un 75% en combustible y un 30% en mantenimiento.


El futuro de la movilidad sostenible

El éxito del Metrobús eléctrico es un ejemplo de cómo la electromovilidad puede transformar las ciudades. Este proyecto no solo ha reducido emisiones y costos, sino que también ha mejorado la experiencia de los usuarios al ofrecer un transporte más limpio, moderno y eficiente.

Con una cobertura de 164 kilómetros y 1.8 millones de usuarios diarios, el Metrobús sigue marcando el camino hacia un futuro más sostenible para la Ciudad de México.


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