En los últimos años, las personas y los gobiernos del mundo se han concientizado sobre los estragos ambientales que el uso excesivo de combustibles fósiles y derivados del petróleo han causado a nivel global. Por ello, empezamos a transitar hacia un cambio energético profundo.
Ante esta realidad, los gobiernos han firmado tratados internacionales comprometiéndose a generar políticas públicas que favorezcan la reducción de contaminantes y emisión de carbono.
La movilidad compartida y eléctrica son dos vías que contribuyen al fortalecimiento de esta toma de conciencia de la ciudadanía global. Sin embargo, existen factores que aún representan áreas de oportunidad para su consolidación, sobre todo en la movilidad eléctrica, como alternativas viables y ecológicas para su adopción en masa en, por lo menos, todos los centros urbanos.
Ventajas de la movilidad eléctrica
- La movilidad eléctrica no existe únicamente a los coches eléctricos, también se han desarrollado opciones, para hacerla amigable con la movilidad compartida, como son las motocicletas eléctricas, bicicletas, scooters y vehículos de transporte público de gran capacidad, como lo son algunas unidaddes del Metrobús de la CDMX.
- Cero contaminaciones. Los vehículos eléctricos no emiten ningún tipo de gas de efecto invernadero, por lo que no hay contaminación atmosférica. Además, prácticamente no hacen ruido, eliminando también la contaminación auditiva.
- La electricidad es más barata que el combustible. Recargar cualquier tipo de vehículo eléctrico es más barato que usar combustible, en Europa, recargar el equivalente a 100 km de autonomía cuesta alrededor de 1 euro, poco más de un dólar.
- Menos averías mecánicas. Dejar de usar sistemas de combustión interna, reduce el número de piezas en el ensamblaje de estos medios de trasporte eléctricos, por ende, también se reducen las posibilidades de averías en sus mecanismos y, por lo mismo, también reduce los costos de mantenimiento.
Desventajas
- Precios elevados. Desgraciadamente, hoy en día aún es difícil costear desde un scooter hasta un coche, los precios de estas tecnologías aún no son tan accesibles para el bolsillo promedio.
- Falta de infraestructura. Lo cierto es que, al ser, tomando en cuenta todo el universo de vehículos, una pequeña fracción de ese total, aún no existe la infraestructura suficiente para garantizar cubrir las necesidades de abastecimiento de energía para estos vehículos.
- Autonomía. Aunque ya hay varios modelos que rondan poco más de 500 km de autonomía, la mayoría de estas unidades no sirven para trayectos muy largos, en el caso de los automóviles, no se recomiendan aún para salir de las ciudades,
- Tiempo de carga. Uno de los grandes impedimentos para que los usuarios cambien de vehículo por uno eléctrico es el tiempo de carga, que puede oscilar entre la media hora hasta las 12 horas dependiendo del tipo de toma de corriente. En cambio, llenar el tanque toma 5 minutos.
- Degradación de las baterías. Las cargas constantes, sobre todo si se usan tomas con potencias diferentes, generan una degradación en las baterías de estos vehículos. Además de tener que reemplazarlas, el reciclado de estas baterías puede llegar a ser complicado y contaminante.
El cambio es inminente y para bien, el costo de oportunidad es el propio bienestar de la raza humana y la sustentabilidad del planeta. El cambio en nuestra forma de movilizarnos será un pequeño gran grano de arena para el bien común.
